5 consejos para aprovechar al máximo la visita a un museo
La visita a un museo puede ser intimidante debido a tanta historia, arte y cosas que ver. Es un lugar donde no quieres hablar demasiado alto o que te reten por tocar algo que no deberías, ¿no es cierto?
Por otro lado, están llenos de curiosidades y oportunidades educativas que no debemos perdernos ni desaprovechar; es una experiencia para que todos disfruten.
En este contenido nos vamos a centrar en darte los 5 consejos más valiosos para que la visita a un museo sea bien organizada y segura —tomando en cuenta las medidas de bioseguridad por el COVID-19 y las normas internas—. Aprovechada al máximo este post.
1. Shhh, ¡pon tu celular en silencio!
Una visita a un museo es un día especial donde debemos conectarnos con todo lo que nos rodea, menos nuestro smartphone. De hecho, en muchas ocasiones te prohibirán tomar fotos, por lo que no te queda de otra que grabar ese hermoso momento únicamente en tu memoria.
Puede resultar muy tentador tomar fotografías e incluso, usarlas con fines educativos, como buscar en Google información respaldatoria. Pero hacerlo inevitablemente le quita algo de magia al recorrido.
En su lugar, lleva contigo una libreta de bolsillo y anota las preguntas que surjan o los temas en lo que quieras profundizar, para que puedas investigar sobre ellos más tarde.
También, puedes esbozar imágenes de las exhibiciones o piezas del sitio que encuentres particularmente llamativas.
Si bien enviar mensajes de texto con moderación está bien —especialmente si estás en un grupo y te separas—, es mejor mantener el celular en silencio durante la visita a un museo.
2. Considera las visitas guiadas, los programas especiales y las clases
Mientras estemos en el museo, hay que considerar obtener orientación profesional en lugar de simplemente vagar entre nuestros pensamientos y fantasías.
Todas las instituciones de este tipo en el mundo tienen recorridos diarios, programas, videos y clases a los que los usuarios pueden acceder; en algunos casos son únicamente con audio, sin un instructor personalizado.
De cualquier manera, realmente mejora la experiencia y asegura que exprimamos hasta la última gota de la visita a un museo.
Cuando deambulamos por nosotros mismos, seguramente nos estamos perdiendo es una gran cantidad de contexto y narrativa que a menudo brindan. Podemos obtener la esencia de una exhibición propia, pero para obtener la imagen completa, es mejor tener a alguien que sea experto en el tema.
A ver, no es necesario que estés guiado todo el día, pero evalúa hacer al menos uno o un programa especial.
3. Pregunta tanto como quieras: ¡A personas reales, no a Google!
¿Te acuerdas de esas preguntas que tanto quieres buscar en Google? Pues, hazlas al personal del museo. Ellos no adoran nada más que responder preguntas y mostrar su destreza en el tema elegido.
Aprovecha a los profesionales en lugar de depender únicamente de los carteles y tu motor de búsqueda favorito.
Y, es que, ¿sabías algo? Eso que quieres buscar seguramente lo escribió un especialista en la materia que trabaja en un museo.
Otra ventaja de lanzar tus preguntas a los empleados es que podrás obtener demostraciones personales y/o mini recorridos personalizados. Esta es una de las cosas que los visitantes no suelen aprovechar lo suficiente y el personal está ansioso por compartir su experiencia con sus clientes.
¡Ayúdalos a hacer lo que aman!
4. No te quedes todo el día: ¡Si, así como lo lees!
¿Conoces esa sensación que tienes después de una visita a un museo durante un par de horas? Tus piernas se cansan, el cerebro comienza a nublarse, empiezas a pasar por algo las exhibiciones en lugar de asimilarlas por completo.
Hay un nombre real para este fenómeno casi universal: “Fatiga de museo”. Y aunque no lo creas, se han hecho algunas investigaciones sobre eso.
Ya en las décadas de 1910 y 20, los investigadores analizaron que a medida que aumentaba la duración de la visita a un museo, la participación y la atención de los visitantes iba en picada.
En este caso, luego de un breve esfuerzo de las personas, se resignan a ver prácticamente todo de manera imperfecta y de pasada. Entonces, después de estar entusiasmado con una exhibición o dos, simplemente pasarán rápidamente sin haber recopilado mucho.
Se ha demostrado que este efecto entra en juego después de solo 30 minutos aproximadamente de visita al museo.
Si bien nuestro instinto probablemente sea aprovechar la tarifa de admisión y quedarnos el mayor tiempo posible para disfrutar todo lo que podamos, en realidad, lo mejor es quedarse unas pocas horas, si no menos que eso.
No solo vamos a mantenernos frescos, sino que probablemente no llegaremos a todo el museo y anhelamos volver.
Es una sensación mucho mejor que no querer volver nunca porque pasamos 8 horas de pie y no logramos retener nada de lo que buscamos aprender o experimentar.
5. Haz que la visita sea lo más interactiva y multiformato posible
Teniendo en cuenta el punto anterior, vas a querer romper la monotonía de simplemente caminar pasivamente por las exhibiciones.
Claro, muchas obras de arte y reliquias todavía están fuera de los límites, y siempre lo estarán, pero estos sitios han mejorado mucho al hacer que la visita sea interactiva, así que asegúrate de participar en las actividades y recorridos virtuales y con audio.
Involucra en tu visita a un museo todos tus sentidos: toca lo que te permitan, lee atentamente a los carteles —comúnmente están llenos de datos interesantes y sorprendentes—, escucha las guías y videos, sin embargo, ¡no vayas a probar los huesos de dinosaurio!
Si vas a Cancún, no te olvides que no es todo playa, también existen diferentes atracciones como, por ejemplo, el museo Maya y San Miguelito, dos lugares que después de leer este artículo podrás aprovecharlos al máximo.
¿Quieres más información? Lee nuestro post: 9 cosas que hacer en Cancún. ¡No tiene desperdicio!